BIODIVERSIDAD Y DECRECIMIENTO

El día de la biodiversidad, como otros tantos días mundiales no sirven para gran cosa. Pero por lo menos nos sirve a los movimientos sociales para poder salir en los medios reindivindicando nuestros planteamientos.

 
   Cada 22 de mayo se recuerda que es el día de la biodiversidad en este mundo cambiante, donde la necesidad de un desarrollo sostenible ya comenzó con las primeras bacterias, que tuvieron que aprender a cambiar para poder sobrevivir a los duros cambios.
 
   La única estratégica eficaz de adaptación a largo plazo, tanto a cambios previsibles como imprevisibles, es la diversidad. Por esa razón la vida perdura desde hace aproximadamente cuatro mil millones de años. Siendo el tejido vivo tan diverso como millones de especies diferentes y ricas en diversidad genética vital.
 
   Cada especie es una colección de invenciones, heredadas de sus ancestros en el curso de su larga existencia, enfrentándose a los mismos problemas que nosotros: encontrar alimentos, evitar ser devorado o matado y reproducirse. Y en consecuencia es una mina de soluciones para resolver nuestros propios problemas de adaptación a un medio cambiante y difícil.
 
   Tenemos que reconocer nuestra pertenencia a la biodiversidad, asumiendo que esta es nuestra familia. Y paralelamente, admirar los prodigios de que son capaces todas las especies, no solo los elefantes, los monos y los pandas, sino también las hormigas, las lombrices y otros gusanos que reposan sobre la tierra que nos rodea. En resumen, sentirnos orgullosos de la naturaleza, felices de pertenecerle,…e inquietos y responsables del futuro de nuestros hijos, que depende de ella.
 
   La barbarie del sistema económico y financiero mundial está en el origen del desorden crítico de la biosfera, del que la perdida acelerada de la biodiversidad es el síntoma. Resulta del todo insostenible un sistema que fue construido como si la biosfera y el planeta no tuviesen límites. Lo que funcionaba cuando éramos varios millones de cazadores-recolectores o varios cientos de millones de agricultores y ganaderos respetuosos con la naturaleza, no se sostiene cuando en el horizonte del 2050 seremos miles de millones de personas, incitados a un consumo compulsivo que solo beneficia al gobierno mundial del dinero.
 
    En Euskal Herria, una de cada tres especies se encuentra amenazada. Si se mantiene la tendencia, nos estaremos acercando a puntos sin retorno que reducirán la capacidad de los ecosistemas para proporcionar los bienes y servicios que son esenciales para nuestro bienestar, como alimentos, agua dulce, materias primas, medicinas y espacios de ocio, además de importantes activos culturales.
 
    Biodiversidad debe ser una palabra movilizadora, que genere preocupación por la conservación y anhelo de cambios en nuestra manera de vivir. Luchemos por la paralización del cementazo indiscriminado de nuestra fértil tierra.
 
   Hay que tener la valentía de cuestionarse el concepto de desarrollo y permitirse explorar las vías del decrecimiento del sobre-consumo, aunque sea un tema tabú. Entrar en la era del desarrollo humano sostenible es cambiar nuestro modelo de desarrollo, ya que el actual no es nada sostenible.

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